El corazón es el manantial de nuestras emociones.
De sobra todos sabemos que es un órgano vital,pero tiene mucha lógica atribuirle otras cualidades,aparte de impulsar el torrente sanguíneo a través de nuestras venas y arterias...Esa categoría de motor imprescindible para la existencia humana,nos hace ver en él,unas cualidades alegóricas para darle sentido a lo mucho que sentimos y que,como es abstracto,no sabemos explicar...
Un manantial brota de la tierra...No vemos lo que hay antes de esa explosión natural de vida,pero si sabemos que va a parar a algún sitio...De la naturaleza depende que repose en calma o se desborde...Con las emociones ocurre lo mismo...A veces parten de nosotros reposadas y calmadas,producto de nuestro momento vital dulce y placentero...Pero otras veces revientan sin cauce que seguir,provocando el caos y la confusión...
No tienen,en ese momento un cauce que seguir,porque no existe...No se ha producido naturalmente,por no definir el camino,por no molestarse en tener una firmeza de ideas...Es útil,aunque se tengan pocas opiniones firmes,por lo variable de las circunstancias,tener una ideología personal,adaptada a cada uno.De ahí parten nuestras reacciones emotivas.
Las emociones son la prueba de que reaccionamos a lo que nos rodea...sin ellas estaríamos muertos en vida...Son el chispazo de energía,el impulso...Después de sentirlas...actuamos.No deberíamos tenerles miedo...Sería maravilloso que sintiésemos y atendiéramos a su mensaje y les diéramos la utilidad que necesitan a través de su expresión...Así,de paso evitaríamos que nos desbordaran...Dejar brotar las emociones es la garantía de que nunca nos faltara la inspiración para seguir adelante,para seguir viviendo y aprovechando la vida.
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